Generalmente son las grandes olvidadas a la hora de valorar el trabajo de producción de una película. Sin embargo, las localizaciones cinematográficas pueden convertirse tanto en un problema, que puede hacer perder mucho presupuesto al director y al equipo de producción, o todo lo contrario, en un gran acierto que se convierta en un valor único del film en cuestión y que, además, sea conseguido por un precio más asequible gracias o bien al conocimiento de un lugar por parte de algún miembro del equipo (muy habitual en rodajes pequeños) o por la contratación del servicio de una agencia de localizaciones.
Con las localizaciones del cine ocurre un fenómeno muy curioso: a menudo recordamos las películas, o fragmentos de ellas,