La vida transcurre en ciclos. Es innegable. De pronto, algo que creíamos desterrado al olvido vuelve a la palestra de forma más enérgica y se pone de moda otra vez. Es el ciclo sin fin, en el que todo va y viene con sorprendente oscilación. Una de las últimas resurrecciones que ha tenido lugar es, sin lugar a dudas, la del negocio del vino. Cuando parecía que cada vez se bebía menos vino, que quedaba como algo antiguo, de pronto las nuevas generaciones han sabido encontrar el placer vinícola. De esta forma, han empezado a surgir vinotecas pequeñas que se han instaurado como negocios en torno al vino, o incluso se han incluido en las nuevas viviendas pequeños espacios para