A lo largo del año en nuestro país se viven muchas situaciones que, en muchos casos, requieren de la mediación de un tercero para ser resueltas. Y es que no hace falta que busquemos con mucha precisión para encontrarnos situaciones tan habituales como la compra de un producto que no se corresponde con lo que nos entregan o que, entre otras cuestiones, no cumple con las expectativas que el fabricante anunciaba. Del mismo modo, los contratos de telefonía son otros de los que más problemas generan y de los que más quejas cuentan por parte de los clientes, ya sea por incumplimientos de contrato, por suba de tarifas sin aceptación por parte del usuario o por otros motivos. Sin embargo, las mediaciones no se quedan aquí y es que los arbitrajes son cada vez más habituales en muchas relaciones laborales. Esto se debe a que algunos empleados o empleadores no siempre están de acuerdo con la otra parte y, por ello, en lugar de acudir a los juzgados en primera instancia, tratan de contar con la ayuda de un tercero que sea imparcial y que pueda resolver el asunto sin recurrir a la vía judicial.
Así, el arbitraje es un mecanismo de resolución de controversias alternativo a los juzgados. Es de carácter privado e informal y a través de él las partes se comprometen a resolver su disputa ante una o varias personas imparciales (los árbitros), quienes quedan autorizados para resolver el asunto mediante una resolución (laudo) definitiva y obligatoria, que tiene el mismo valor de cosa juzgada que una sentencia, y al igual que estas, puede ser ejecutada de manera forzosa. La diferencia con la sentencia es que el laudo no puede ser recurrido, pues no existe una segunda instancia arbitral, sin embargo, se puede recurrir a la jurisdicción ordinaria para que anule el laudo, pero este recurso sólo puede basarse en motivos formales y tasados (por ejemplo, que los árbitros hayan decidido sobre cuestiones que las partes no sometieron a su conocimiento), y que, en general, no permite una revisión de fondo de la decisión adoptada por los árbitros.
En este sentido, cada vez son más las compañías, tanto públicas como privadas, que se suman a sociedades de arbitraje y, sin ir más lejos, la Sociedad Municipal de Aparcamientos y Proyectos de Palma se adhirió al arbitraje de Consumo para la resolución de conflictos. Pero lo cierto es que esta no es la única y es que tan solo hace falta googlear un poco para ver que el número de sociedades se cuenta por cientos y es que, entre otras, estas son las ventajas que nos ofrece el arbitraje:
- Sistema más sencillo que el judicial. Al ser el arbitraje un sistema donde las partes acuerdan el método por el que se resolverá el conflicto, se ahorra el tiempo y esfuerzo que conlleva conocer el sistema judicial del país o región que debiera conocer del asunto.
- Confidencialidad. Ante el carácter público de los sistemas jurídicos, para el arbitraje puede acordarse la privacidad y confidencialidad del mismo, quedando el conflicto, las pruebas y el laudo desconocidos para conocimiento público.
- Al ser un contrato de mutuo acuerdo, las partes podrán pactar los medios, el idioma, el tipo de procedimiento, etc., por lo que se controlarán tanto los tiempos como los costes.
- Las partes podrán decidir el número de árbitros que deberán resolver el conflicto, lo que ayuda en casos que son de especial dificultad, siempre con un número impar.
- Este tipo de resoluciones puede ayudar a mantener una mejor relación entre las partes, y al pactarse la confidencialidad, el público no tiene por qué conocer de sus disputas, lo que ayuda a mantener una mejor imagen.
Como os decimos, estas son solo algunas de las ventajas que nos ofrece el arbitraje, sin embargo, no son las únicas ni mucho menos y es que el arbitraje va ganando terreno año tras año en nuestro país. Así, el Club Español del Arbitraje cuenta cada año con más socios y un número de actividades y congresos mayor, lo que demuestra, sin duda alguna, la buena salud de este tipo de procedimientos.
Otras ventajas del arbitraje
Tal y como os hemos avanzado a lo largo del post, lo cierto es que el arbitraje cuenta con muchas ventajas, siendo estas:
- Libertad para elegir el foro. Esto significa que ante una controversia internacional o con foros comunes y especiales, las partes pueden acordar someterse a un foro concreto, por lo que ninguna parte debería quedar perjudicada por el foro de un país o región determinado.
- Especialización de los árbitros. En este punto, destaca que al poder elegir a los árbitros que deberán resolver el conflicto, se asegura que estos serán profesionales expertos en la materia, asegurando una resolución más técnica.
- La disponibilidad y de los árbitros y la celeridad de sus laudos, en contra de lo que sucede con los jueces, quienes suelen estar más ocupados y disponen de menos tiempo para dedicar a cada caso, los árbitros pueden dedicar un mayor tiempo a resolver los conflictos. Si a esto le unimos la posibilidad de fijar el plazo máximo para la resolución del asunto en el convenio arbitral, podemos tener un laudo en un mucho más breve periodo de tiempo que una sentencia.