A muchos de nosotros, incluyéndome yo mismo, nos pasa que según a lo que se dedique una persona profesionalmente, la catalogamos y etiquetamos. Y es cierto que siempre estamos confundidos. Esos profesionales a los que hemos catalogado están muy acostumbrados a las típicas gracias y prejuicios cuando ellos comentan a lo que se dedican. Claro está, que nos confundimos y nos pasamos un poco de listos por ignorantes.
Y cuento esto por una experiencia que me pasó y que me hizo ver que efectivamente esas etiquetas y prejuicios que tenemos sobre ciertas profesiones son totalmente erróneas. Hace un par de fin de semana estuve una fiesta privada en casa de mi mejor amigo y que por cierto, asistió mucha gente. La gran mayoría no se conocían entre sí, quizás grupos. Pero a lo largo de la fiesta con el buen ambiente que había y sumado en parte a unas copas de más, la gente comenzaba hablar con otras personas y a contar experiencias de su vida. La verdad es que había gente muy interesante, de profesiones muy variadas, gran experiencia sin duda.
Y así fue como conocí a una chica muy simpática y sobre todo conversadora. Ella me dijo que era psicóloga, y como dije al principio, alguna gracia la tuve que hacer y él, por supuesto no tomó en cuenta pues como se suponía no era la primera vez que lo decían: “TENGO QUE TENER CUIDADO CON LO QUE HABLO PUES PUEDES SACAR MI LADO OSCURO…”. Simplemente sonrió y me siguió el juego.
Total que me interesé en su trabajo pues efectivamente nunca había acudido a un psicólogo, y es que todos siempre pensamos que para ir a uno tienes que estar loco. Esta chica me dijo que esta era su consulta en Zaragoza, y me estuvo contantdo qué tipo de terapias hacía y demás. Ella me explicaba distintas experiencias sobre pacientes, sin mencionar nombres por supuesto, y me di cuenta que la gran mayoría de ellos no tenían ningún tipo de enfermedad mental ni graves problemas, sino al revés, son personas que tienen su “psiquis” totalmente en orden. Pero estas personas en su día a día se enfrentan a multitud de dificultades y casos de estrés, algunos por su trabajo, otros por su vida cotidiana (pues cada uno tiene un estrés y se toma las maneras de distintas formas). Ella me contaba que a través de su consulta les ayudaba a tomar decisiones adecuadas, a rebajar ese estrés, también le servía como un pequeño desahogo emocional. Y claro que me ponía ejemplo de algunos de ellos que realmente mejoraban en su día a día. Era tal mi interés según me contaba su experiencia que me invitó un día a una consulta y claro esta totalmente gratis.
Así que un día me anime a ir su consulta. La verdad que yo me encuentro bien de salud mental y no tengo problemas de ningún tipo. Pero la psicóloga comenzó hacerme ciertas preguntas de mi vida que ni me esperaba y todas las respuestas eran apuntadas en su cuaderno minuciosamente. La verdad que me transmitió una seguridad y confianza. Por lo que si comencé a profundizar más en las respuestas, me solté un poco por decirlo de alguna manera. A mis respuestas ella sacaba algún tipo de aclaración y al final de la sesión me dio varios consejos u orientaciones. Salí bastante contento, con la idea totalmente cambiada de lo que era un psicólogo.
Decidí poner en práctica sus consejos en mi trabajo y es que trabajo en un despacho asesorando sobre hipotecas y la verdad que entre números, cálculos, contratos, problemas de la gente y así un largo etc. Y haciendo caso a esos consejos pude encarrilar mejor mi trabajo controlando mejor la forma de pensar y actuar profesionalmente. Y este resultado positivo se traduce a un mejor rendimiento profesional para mi mismo, beneficios para mi empresa y mejor asesoramiento para los clientes.
Viendo los resultados positivos que me vida profesional había adquirido, decidí seguir visitando a esta chica de la fiesta pero esta vez en su consulta una vez a la semana. Ya digo que todo es cuestión de conocer a la gente y sus profesiones, de ser menos ignorantes y no etiquetar algo que no sabemos nada de ello.