Si eres un emprendedor, pequeño empresario, comerciante o vendedor por cuenta propia, escritor o periodista freelance, o cualquier profesión libre que se te ocurra, y tienes una hipoteca que pagar, probablemente la creación de una página web para tu negocio no te permita un gasto elevado. Pero contratar un buen servicio de diseño y hosting de páginas web, como el que ofrecen, entre otras, empresas como Novored, puede marcar la diferencia. En los tiempos que corren es primordial, y el que siga osando a decir lo contrario anda muy perdido, la presencia en internet para cualquier tipo de negocio, actividad o trabajo que se nos ocurra. Sobre todo, aunque no únicamente, si esta actividad la desarrollamos desde un punto de vista ajeno a empresas, es decir, trabajando en condición de autónomos o freelances, expresión que se suele utilizar a menudo en nuestros días.
Un periodista necesita de la creación y mantenimiento de un portfolio, un abogado (o un equipo de abogados) precisan de una web en la que se pueda contactar para contratar sus servicios y una vendedora por catálogo, de una página en la que mostrar, detallar asesorar y recomendar sus productos. Es innegable. Internet ha copado prácticamente todo el volumen de mercado en la actualidad, al menos en lo referente al nuevo escaparate en el que se ha convertido para los comercios.
Sin embargo, muy pocos son los que se pueden declarar expertos en la creación, el diseño, el alojamiento y la medición de las páginas web. Y ese es el principal motivo por el que, aún hoy en día, muchos comercios no se lanzan a la innovación de crear y exponer sus productos en la red de redes. Tal vez por el desconocimiento, lo cierto es que normalmente se suele pensar en la creación y el diseño web como un gasto elevado e innecesario. Crear un espacio web no es solo construirlo. No basta con la mera colocación del producto en las páginas, ni con la incorporación de la opción de compra y pago en la misma. Nada de eso. Más allá del mero proceso de creación nos encontramos con la búsqueda de dominios disponibles, activos y adecuados a nuestro producto; con la incorporación de patrones de maquetación para los contenidos; la necesidad de protección de nuestros datos ante amenazas externas; el posicionamiento web SEO y SEM, para aparecer en las posiciones más elevadas de los grandes buscadores y así aumentar nuestra presencia en la red; el hosting y el conocimiento de las distintas opciones (WordPress, Joomla o Magento, entre otras posibilidades) o la apertura de cuentas de correo electrónico desde las que gestionar el equipo y las futuras vicisitudes que surjan del proceso.
Todo ello hace que el gasto de mantenimiento web quede reducido a un lujo innecesario para las empresas y profesionales libres que precisan de ello. Las facturas, la hipoteca e incluso los pagos a proveedores (en el caso de pequeñas y medianas empresas y comercios) capitalizan, nunca mejor dicho, el gasto principal. Lo demás, o se convierte, en accesorio. Sin embargo, no existe una relación clara de correlación entre la multitud de actividades que componen la actividad mayor denominada “diseño y creación web” y el precio que el cliente ha de pagar por su desarrollo. Tal vez años atrás sí podría haber sido cierta esa correspondencia entre la actividad, aún más desconocida y no demasiado extendida, con el precio, más elevado al tratarse de una actividad que comenzaba a tener los primeros profesionales de la rama. Pero hoy, en plena era de internet, hay muchísimas opciones para llevar a cabo la creación web y su posterior mantenimiento y acondicionamiento. Desde plantillas para el diseño web hasta creaciones personalizadas al gusto, planes de hosting específicos para cada cliente o seguridad de dominio y contenidos, todos los servicios relacionados con la página web se pueden encontrar en empresas especializadas como Novored, que desde su eslogan lanza una pregunta: “¿qué quieres hacer en internet?”. Sea lo que sea, no desesperes, y no te vuelvas loco: puedes hacerlo. Ya no hace falta dejar de pagar la hipoteca para tener tu propia página, ni olvidar las opciones que ofrece la red para acometer la primera. Por suerte.