Mi plan para abrir una guardería natural

guardería

Siempre tuve claro que quería cambiar las cosas. Me siento técnica infantil por vocación, y ver a los niños en aulas donde el único contacto con el entorno es un cartel en la pared me remueve. Sueño con una guardería eco: plantas, animales, huerto, caminar descalzos sobre la tierra. Pero también sé que empezar desde cero tiene desafíos.

Así que me inventé un plan: opositar para ganar experiencia, estabilidad, conocimiento del sistema… y más adelante, abrir un espacio diferente.

 

¿Por qué ahora? ¿Por qué opositar primero?

Preparadores Valladolid, preparadores de la oposición de magisterio, me aconsejaron primero hacer las oposiciones porque tienen muchos beneficios.

Sí, requieren trabajo duro y mucha constancia, pero ofrecen formación, networking, tranquilidad económica y una comprensión profunda del sistema educativo.

 

Esto es lo que me impulsó a decidir:

  • Podré entender el currículo, las evaluaciones, los procedimientos oficiales.
  • Tendré acceso a formación continua que me ayudará a fortalecer mi proyecto futuro.
  • La plaza me aportaría estabilidad económica y profesional, con menos presión financiera.
  • Trabajar en lo público me permitirá construir una buena red de contactos: colegas, familias, proveedores.

No es el camino fácil, pero me parece el más coherente con mis ideas. Empiezo con los cimientos sólidos para luego levantar mi sueño.

 

Etapa 1: preparación para opositar

  • Elegir la especialidad adecuada: Como técnica infantil, el sentido común me dice que la especialidad de Educación Infantil (0–6 años) encaja. De esta forma, conozco el alumnado y las necesidades que tienen. Además, me permitirá interiorizar la normativa oficial y ver llegadas reales de niñas y niños que, en el futuro, querrán ese tipo de espacio que voy imaginando.
  • Organizar un plan de estudio real: Un temario tan extenso hay que digerirlo con orden. Yo me pongo metas: esta semana estudios de desarrollo infantil, luego legislación, luego psicomotricidad, por ejemplo. Incorporo esquemas, resúmenes, memoria activa. Y algo clave: las prácticas en centros educativos me dan perspectiva del día a día real.
  • Enfoque práctico: las prácticas como laboratorio: Mientras estudio, hago prácticas en guarderías públicas y privadas. Así compruebo metodologías, escucho al profesorado, observo cómo gestionan la rutina, el espacio exterior, cómo negocian con las familias. Aplica todo esto: me anoto lo que me gusta de cada sitio –y también lo que cambiaría–, y ese va a ser el germen de mi futura guardería eco.
  • Mantener la motivación: Opositar puede llegar a ser agotador. Para no perderme, me recuerdo por qué lo hago: porque pienso que un día podré crear algo distinto, un lugar donde los niños vivan realmente cerca de la vida. Me apoyo con un grupo de estudio que no solo repasa temas, también comparte emociones. Así avanzamos juntas.

 

Etapa 2: aprobar y ejercer en guardería

  • Conseguir la plaza: Imagínate aprobar. Esa grata sensación de haber dado lo mejor de ti. Ya tienes estabilidad. Ya entras al mundo de la escuela pública. Ahora toca aprender el oficio en serio.
  • Trabajar cara a cara con los niños: Enriquecerte con experiencia real: atención individual, convivencia grupal, gestión de la emoción… Conectas con familias. Participas en reuniones, proyectos, salidas, observas los desafíos reales que enfrentan otros centros. Te da perspectiva.
  • Abrazar la formación profesional continua: La mayoría de los centros públicos ofrecen cursos, talleres, seminarios. Aprovecho esos espacios para estudiar sobre naturaleza educativa, huertos escolares, convivencia, sostenibilidad… porque sé que no quiero quedarme en lo establecido. Quiero formarme para poder transformar.
  • Crear redes: Durante años vas conociendo a personas con las que puedes colaborar. Con el tiempo, si hablas de tu idea de guardería eco, empiezan a surgir comentarios, apoyo, consejos. Como mínimo, estas semillas ya están en camino.

 

Etapa 3: planificar la guardería eco

Cuando tienes experiencia, conviene arrimar el sueño al terreno real.

  • Definir mi visión educativa: Imagino un lugar donde los niños se despierten con el canto de los pájaros, donde la clase sea un jardín, donde aprendan con las manos, regando una planta, viendo crecer una semilla. Aquí crecen sus valores: empatía, cuidado, paciencia. Quiero que la educación sea una vivencia.
  • Estudiar normativa, licencias y requisitos: Ahora tengo un gran valor: conozco bien la normativa (gracias a mis prácticas y plaza pública). Sé requisitos de ratio, seguridad, formación del personal, de salud e higiene. Esa experiencia me evita sorpresas y me da agilidad al buscar el local. Sé cómo hacer un plan de emergencia agrícola o sanitario para animales pequeños, o un plan de convivencia que ya incluya momentos al aire libre.
  • Estimar costes: Quiero un espacio bonito, sí. Pero también práctico. Calculo:
  • Local o terreno (compra o alquiler).
  • Adecuación: aula, baños, cocina, espacio exterior.
  • Materiales eco: semillas, plantas, comederos para aves, animales de compañía de bajo impacto (conejos, gallinas).
  • Personal: personas expertas en metodología respetuosa y cuidado animal.
  • Gastos de gestión diaria y seguros.

 

Gracias a mi plaza y mi formación previa, puedo hacer un presupuesto sólido.

 

Opción: hipoteca para emprender

Con los conocimientos del sistema financiero adquiridos en la etapa publica (algunos cursos en educación financiera, charlas de AMPA, etc.) decido explorar la hipoteca como herramienta. Tomo en cuenta:

  • El capital que necesito para adquirir o adaptar el local o terreno.
  • El plazo de devolución que encaje con mi plan.
  • Que la hipoteca tenga condiciones para emprendimiento o reformas ecológicas (algunas entidades ofrecen bonificaciones).

Así, puedo llevar adelante el proyecto sin desequilibrar mis finanzas personales. Como me enseñaron mis formadores, un buen plan de negocio es tan importante como una buena instalación.

 

Etapa 4: iniciar la guardería eco

  • Encontrar el espacio: Busco un local o terreno en zona urbana o periurbana. Acceso a naturaleza, luz, espacios exteriores. Aporto mi conocimiento sobre normativa local para construir un aula mixta: interior y exterior. Ese espacio será el centro de comunidad infantil.
  • Diseñar el entorno: Lo visualizo así: un aula migrando al jardín según el ritmo del día. Con una zona de huerto, cajas de compost, casita de jardín, rincón para animales de compañía, y rincones sensoriales. Un diseño operativo pero con alma, capaz de atraer y sorprender.
  • Formar al equipo: Quiero un equipo que comparta mi visión: respetuosa con los niños, con el entorno, con los animales. Selecciono personas que aprecien la naturaleza, sepan acompañar, y estén abiertas a aprender sobre sostenibilidad. Más tarde, el centro será un equipo estable y coherente.
  • Gestionar las relaciones con familias: Comunico mi método claramente: vigilando, acompañando, sin dejar pasar la oportunidad de mojarse con los niños en el jardín. Explico el valor del barro, el contacto con los animales, el respeto. Mientras guío, las familias que comparten esto irán llegando.
  • Plan de negocio y financiación: Presento el proyecto a entidades (especialmente aquellas interesadas en proyectos sociales, sostenibles, educativos). Doy argumentos sólidos: soy funcionaria, conozco la normativa, tengo experiencia práctica, tengo un plan claro. Todo esto me da más legitimidad frente a financiadores.

 

Etapa 5: abrir con éxito y mantener el proyecto

  • Primera jornada: El primer día, recibo a los niños y a las familias. Todo está preparado: aulas abiertas, mesas para la siembra, huerto, animales. Llegan con curiosidad. Se sienten libres. Llegan buscando algo más que una guardería tradicional, y eso me emociona.
  • Vida cotidiana: La agenda del día es un ir y venir entre interior y exterior. Con historias, con canciones, con hechizos aprendidos del huerto, con lecciones ecológicas pequeñas: por qué respetar a los caracoles, cómo plantar girasoles, qué comen los conejos. Aprenden a la vez que absorben valores de cuidado.
  • Evaluación del proyecto: Esta parte es clave. Evalúo cómo se integran los niños, sus emociones, su interés por la naturaleza. Consulto a las familias. Pulso el goteo de nuevas inscripciones. Ajusto los procesos. Aplico la flexibilidad con la que he sido educada.
  • Crecimiento paulatino: Mi idea es comenzar con grupos reducidos para mantener la coherencia del proyecto. Luego, si funciona y la demanda aumenta, considerar expansión (más espacios, más personal). Y siempre manteniendo el espíritu eco: alimentos saludables, materiales sostenibles, conexión con huerta y animales.
  • Impacto en la comunidad: Uno de los objetivos es crear un punto de referencia en la ciudad. Que mi guardería no solo sea un espacio educativo, sino un nodo de sostenibilidad: talleres, visitas guiadas para otras educadoras, formación para familias. Incluir huerto urbano comunitario. Compartir aprendizajes.

 

Lecciones que me han cambiado

  1. Las oposiciones pueden ser el mejor camino para luego emprender con conocimiento del sistema.
  2. Trabajar en lo público te da perspectiva real de lo que necesitan y de qué puedes ofrecer diferente.
  3. La financiación con hipoteca puede servir si tienes un plan sólido y conoces el sistema.
  4. Montar una guardería eco no es descabellado: con idea clara, experiencia y recursos, es viable.
  5. Crear comunidad y redes desde el primer día es esencial para que el proyecto florezca.

 

Mirar al futuro con esperanza

Hoy, tras años en una escuela pública, gracias a mis estudios y mis vínculos, me siento lista. Tengo local, proyecto, financiación en marcha, primeras familias interesadas. Me rodean colegas y educadoras alternativas, una red que crece cada semana. Estoy haciendo realidad algo que empezó como una fantasía eco.

Cuando imagino a los niños corriendo descalzos, limpiando hojas, abrazando conejos, sé que esto no es una utopía. Es un camino. Y se transita paso a paso. Gracias a la estructura de haber aprobado oposiciones, trabajar en centros y ganar experiencia, sé que este proyecto es sostenible, coherente y tiene posibilidades reales.

 

Un mensaje directo

Si te identificas con esta ruta —sacar la plaza, adquirir experiencia, abrir un centro eco— puedes. Empieza con las oposiciones, planifica sin miedo, aprovecha cada aprendizaje, y conserva firme tu visión.

Con trabajo, ilusión y conexión con lo que quieres de verdad, puedes transformar la educación en tu pequeña comunidad.

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