Es realmente duro vivir en una casa o piso que no se encuentra en las mejores condiciones de habitabilidad por alguna razón. Y le ocurre a mucha más gente de la que podemos llegar a pensar. En muchas ocasiones, entramos ilusionados a vivir en nuestra vivienda de nueva construcción con la convicción de que vamos a poder disfrutar al máximo de ese espacio… y con el paso del tiempo nos damos cuenta de que eso no va a ser así, que surge en problemas que no habíamos previsto con el edificio o que se genera alguna negligencia que nos termina afectando de una manera realmente negativa.
Siempre que hablo de una cuestión como esta, me acuerdo de lo que viene sucediendo en los últimos años en la localidad madrileña de San Fernando de Henares. Allí, hay una serie de edificios que se encuentran en un estado deplorable como consecuencia de las obras del metro. Una serie de negligencias ha provocado un montón de problemas a los vecinos de la zona… y puede que siga habiendo consecuencias, porque me estoy refiriendo a un caso que no está cerrado y que seguramente presentará varios capítulos más.
Esta noticia que os voy a enlazar y que pertenece al diario El País explica muy bien cuál es la situación de los vecinos de la zona: raro es el edificio o la vivienda que no cuenta con grietas… y, por si fuera poco, se han producido escapes de gas, con el riesgo tan grande que eso supone para la seguridad de los vecinos y vecinas. ¿Os imagináis tener que soportar esa situación día a día? Pues estas personas lo han padecido… y la verdad es que no lo recomiendan ni a sus peores enemigos. No los extraña en absoluto. La Constitución Española recoge como derecho fundamental el tener acceso a una vivienda digna y eso no se cumple en este caso.
Hay una noticia del diario ABC que se ha publicado hace poco tiempo (del mes de junio de este mismo año) y que habla de nuevos derribos de viviendas en San Fernando de Henares como consecuencia de lo que os estábamos comentando en el párrafo anterior. Fueron 13 las viviendas derribadas, pero es que tiene toda la pinta de que no van a ser las últimas. Este es un caso verdaderamente grave y que ejemplifica lo que mucha gente siente al empezar a encontrar desperfectos en su vivienda por culpa de negligencias de cualquier tipo.
Por desgracia, el caso que atañe a San Fernando de Henares no es el único de este tipo que se ha producido en el interior de nuestras fronteras. Es verdad que ha sido uno de los más mediáticos, pero eso no debe conducirnos a pensar que se trata de una excepción puesto que problemas en la construcción de edificios y viviendas siguen existiendo en otros muchos puntos de España. Por desgracia, yo fui otra de las personas afectadas. Preferiría que no hubiera sido así y que este artículo nunca hubiera existido, pero creo que es conveniente contaros mi caso para que, si vuestra situación es similar, podáis tener algo a lo que agarraros.
Mi familia y yo nos mudamos a nuestra nueva vivienda en el año 2013. El cambio era nuestro gran sueño desde hacía tiempo: mi mujer y yo habíamos sido padres tan solo unos años atrás y necesitábamos algo más despacio para poder criar a nuestros hijos con la máxima de las comodidades posibles. Hasta entonces, habíamos vivido en un piso pequeño y realmente necesitábamos un cambio que mejorara nuestras condiciones de vida.
Ahorramos mucho y tratamos muy duro para poder comprarnos la vivienda, tal y como hacen millones y millones de españoles y españolas. Cuando por fin llegó el momento de realizar la mudanza, sentimos una satisfacción enorme porque vimos cumplido el sueño por el que habíamos estado suspirando durante mucho tiempo. Por fin teníamos lo que queríamos y, aunque ya sabíamos que una hipoteca no se resuelve en pocos años, estábamos felices.
Pero todo eso empezó a cambiar apenas unos años después de habernos mudado. No esperábamos nada parecido a lo que terminó por ocurrir.
Corría el año 2016 cuando empezamos a notar algunos desperfectos en la vivienda. Se producían bastantes grietas en distintas habitaciones, tanto las de la parte de arriba como las de la parte de abajo. En una vivienda que solo llevaba tres años edificada, esto no era en absoluto normal. Podría haber llegado a entender que se produjera una situación así en un edificio que cuenta con varias décadas de existencia y que necesita una rehabilitación, pero nuestro caso distaba bastante de ser así.
Empezamos a trasladar el problema a la constructora y no nos ofreció ninguna solución, así que decidimos dejar el asunto en manos de la justicia. Nos daba un miedo tremendo seguir por estos derroteros porque ya sabemos lo lenta que puede llegar a ser la justicia de este país, pero… ¿Qué otra cosa podíamos hacer? No teníamos alternativa si queríamos obtener una solución para este tema.
Teniendo en cuenta la gravedad que supone residir en una vivienda cuyos materiales se van degradando de una manera rápida e imparable y los plazos tan elevados en los que se mueve la justicia a día de hoy en España, tomamos la decisión de abandonar la vivienda, interponer la denuncia correspondiente y confiar en un procurador para aligerar en la medida de lo posible los trámites del proceso judicial. En Procuradores Burgos ya nos dijeron que el número de familias que estaba en nuestra misma situación era bastante grande y que mucha gente había pensado hacer exactamente lo mismo que nosotros.
Quizá fuera precisamente por el hecho de que hubiera muchas familias afectadas en este tema, pero lo cierto es que el proceso judicial transcurrió de una manera rápida y terminó siendo favorable para nuestros intereses, como tenía que ser. La constructora fue condenada a ejecutar los estudios de rehabilitación y mejora que fueron pertinentes y así lo hicieron (por supuesto, sin coste para nosotros) y en unos meses pudimos regresar a nuestra vivienda como si nada hubiera pasado. El alivio que sentimos cuando se nos notificó la resolución final fue muy grande. Creo que no habíamos estado más preocupados en nuestra vida.
Y, a partir de ese momento, tranquilidad
Lo que ha sucedido desde entonces sí que seguido los pasos que deberían haberse producido tras la compra de nuestra vivienda. Hemos tenido la paz que deseábamos y hemos podido disfrutar, ahora sí, de nuestra casa. Sin grietas y sin miedos. Ahora sí que estamos empezando a notar los cambios que buscábamos al venirnos a vivir aquí. Ha sido un respiro enorme.
Estoy convencido de que algunas o muchas de las personas que estáis leyendo este artículo habéis pasado por una situación similar o conocéis a alguien que haya sufrido lo que vosotros. Por tanto, sabréis perfectamente lo que supone encontrarse en una situación de tanta incertidumbre y que genera tanta ansiedad. Sentirte desprotegido en una situación de este tipo y con algo tan importante en juego como una vivienda, un bien en el que hemos invertido una cantidad de dinero tan grande, da un miedo que realmente se puede equiparar a muy pocas cosas en esta vida.
Lo que es realmente preocupante es que haya tantas familias que estén pasando por algo así en España. Y es que, como os decíamos más arriba, el caso de San Fernando de Henares no es puntual. Aunque se produce por otro tipo de circunstancias y a causa de otras cosas, hay viviendas jóvenes que no se construyen con toda la garantía de calidad que se debería en el interior de nuestras fronteras. Y debemos seguir haciendo uso de la justicia para denunciar estos casos y para presionar con el fin de que se hagan las reparaciones pertinentes, si bien lo idóneo sería que la construcción misma tras viviendas se hiciera bajo los parámetros de seguridad y calidad que se demandan.
La situación no es exactamente igual para un edificio de viviendas o para una casa que ya tenga varias décadas de antigüedad. En ese caso, es lógico que los materiales se vayan degradando y que sea necesaria una rehabilitación. De hecho, es precisamente esa rehabilitación la que viene convirtiéndose en algo habitual entre los edificios más antiguos que hay en nuestros pueblos y ciudades. Pero, como veréis lógico, lo que no es normal es que hubiera que tocar una vivienda que tan solo tenía tres años de antigüedad, como fue el caso de la mía.
Es posible que muchos de vosotros y vosotras no confiéis del todo en la justicia, pero muchas veces sí que es justa. Mi caso así lo demuestra… y menos mal. En caso de que la justicia no hubiera funcionado, probablemente tendría que estar viviendo en casa de algún familiar con mi mujer y mi hijo… y sin recibir una sola compensación a cambio. Afortunadamente no ha sido así y ahora podemos disfrutar de la vivienda que merecemos.