Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Cómo acabar en el dentista por la venta de una casa

No os vais a creer lo que os voy a contar, pero hace poco, intentando comprar una casa sin que se rieran de mí, por así decirlo, acabé teniendo que visitar a mi dentista de Albacete. Esto es lo de menos, porque de hecho siempre voy a una clínica llamada Caredent y con la que estoy muy contento, pero lo cierto es que siempre pensé que iría allí por mi propia voluntad, no obligado por las circunstancias que nada tenían que ver con un dolor de muelas al uso.

Lo cierto es que me golpearon en toda la cara. Como lo leéis. Un vendedor furioso no supo contener su rabio porque no le decía que sí a todo en un proceso de venta y acabó dándome un puñetazo.

La historia surgió así. Yo estaba buscando casa para dejar de vivir con mis padres, que es algo maravilloso, pero la verdad es que llega una edad en la que quieres abandonar el nido e irte por tu cuenta, para hacer tu propia vida, decorar tu casa a tu gusto y, por qué no, crear tu propio hogar.

Pues bien, yo estaba en esto. Tenía muchos requisitos la verdad. Quería tres habitaciones, una plaza de garaje, ascensor por si me hacía mayor en esa casa o volvía del súper cargado de cosas… Y después de dos años encontré lo que yo quería y un precio más o menos que podría pagar si apretaba un poco más a los compradores.

caredent
Aquí acabé yo sentado tras el incidente con el vendedor de la casa.

Al principio se mostraron bastante receptivos con mi oferta. Me vieron fiable y eran muy majos, por así decirlo, pero les vi con muchas prisas. Suponía por sus comentarios que vendían la casa porque habían heredado otra, pero necesitaban la liquidez de la venta para poder pagar el impuesto de sucesiones y también para equipar el chalé al que se iban. Entonces ahí llegaron los problemas.

Me pidieron que les adelantase parte del dinero de la venta para así tener ellos una señal de que la iba a comprar. Yo no estaba de acuerdo en absoluto, y menos teniendo en cuenta que no había hecho más que elegir la casa, que necesitaba todavía enviar al perito del banco y que la entidad me confirmase que me concedía el crédito. Hacer esa gestión para luego no poder comprar la casa me parecía una pérdida de tiempo, y también de dinero si teníamos que pasar por el notario para hacer un papel justificante de dicho pago.

Les dije entonces que no lo hacía, que si no les parecía bien que se buscasen otro vendedor y si no que esperasen. A regañadientes aceptaron, pero me dijeron entonces que me diese prisa, que me ponían un límite de tiempo para llevar a cabo la venta. Y no os lo perdáis, una semana de tiempo me dieron. Yo no quería mostrar mis armas, pero gracias a que mi padre había trabajado en un banco sabía que al menos este tipo de operación necesita de unas tres semanas para cerrarse, así que les comenté en otra reunión que el tiempo sería aquel que fuese necesario, y les insté a que si tanta prisa tenían, que se buscasen otro comprador, que casas sobraban, y más ahora que habían bajado tanto los precios.

Fue entonces cuando el vendedor no pudo soportar sus urgencias y se levantó y me propinó un puñetazo. Un golpe que a mí me dejó sin un diente y obligado a acudir a Caredent a ponerme un implante dental y él le privó de haber vendido la vivienda. Al poco tiempo compré otra a una pareja mucho más razonable y donde ahora me encuentro muy a gusto y feliz.

Scroll al inicio